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Me volvían loca los eyeliner. ¿Qué me encantaban? No, que me volvían loca de verdad. Y es que me parecía todo un arte para artistas con título, el dibujar esa línea mágica que podía hacer la diferencia entre una mirada de infarto a una de espanto. Y a veces lo intentaba y pensaba, ¿a quién se le habrá ocurrido tal invento?

Pues la dichosa rayita que enmarca nuestra mirada por la parte superior del ojo, data de unos 10.000 años antes de Cristo. En el antiguo Egipto, con ojazos como los de Cleopatra, que pusieron de moda la línea negra en el contorno del ojo para remarcarlo.

Lo hacían con un mejunje bactericida de hollín y antimonio que repelía de paso a las moscas y evitaba infecciones.

Belleza y practicidad, qué ironía más fina. Sin embargo hasta finales del siglo XIX no arraigó tendencia en la civilización occidental.

eyeliner bio

Un eyeliner no es la antítesis a un producto ecológico en apariencia, porque sin duda la primera comparativa, nos lleva a recordar el petróleo y sus derivados.

Nada más lejos de la realidad si escogemos, un producto con sello BIO, como el eyeliner de la firma italiana LEPO que además de eficaz y profesional, aportará a tu piel salud y los beneficios de sus ingredientes.

De hecho LEPO se enorgullece de haber perfeccionado su eyeliner BIO con un 99% del total de las materias primas utilizadas de origen natural. Con su afán de respeto medio ambiental y sostenibilidad, la firma italiana ha apostado por utilizar un 41% de los ingredientes provenientes de la agricultura ecológica.

Además y gracias a su composición, este delineador está indicado para todo tipo de pieles, incluso para las más delicadas.

Su aplicador permite definir la parte superior de los ojos de forma sana y natural, propiciando profundidad a la mirada.

El valor añadido de este cosmético natural y ecológico son los excelentes ingredientes utilizados en su formulación,  sin riesgo de alergias.

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